miércoles, 22 de abril de 2015

GIRA EN TERRENO HOSTIL


En estos momentos, estoy tirado en la cama del hostel en Pozarevac (Serbia) Anoche terminó nuestro paso por Serbia.

 RUMBO A BOSNIA

Tras desayunar y tocar un poco el piano que "Pepe" tenía en su apacible casa rural (casa rural repleta de fotos extrañas, hij@s denud@s y mobiliario infantil que chocaba con la idea de que estaban estudiando fuera, como él nos comentó...) ponemos rumbo a los países con más conflicto de la gira.

Decido conducir yo, y tragarme el puerto extremo que íbamos a afrontar. De primeras la furgoneta no arranca, echa un humo blanco acojonante y aunque logramos ponerla en marcha minutos después, había nacido el germen de algo muy grave.

Como digo, decido conducir yo... He hecho muchísimos kilómetros, con turismos, furgonetas, pseudo camiones... y nunca he vivido algo igual. Repechos extremos en los que me veía obligado a meter primera, mientras tenía a Jorge (Ciconia) tocándome los cojones con el "baja marcha, sube marcha, mete tercera...", con el termostato a full y teniendo que activar un ventilador auxiliar para no salir ardiendo. Al final alcanzamos una explanada donde abandono por los siempre jamás el conducir esa furgoneta del infierno.
 

Tras pasar por Eslovenia y Croacia, llegamos a la frontera de Bosnia. A los gastos comunes de una gira, hay que añadir (como dije en la anterior entrada) los impuestos que los países.
 
Nos piden los pasaportes y nos bajan de la furgoneta. Estoy huele feo. Nos piden que abramos la furgoneta y solo nos damos cuenta de que la cosa va bien cuándo el guardia nos dice “¿Torres?” “¿Fernando Torres?” Además, decir que pudimos mear ese día en 4 paises diferentes, que también mola. 

Con el de hoy comenzamos una serie de conciertos de kilómetros infinitos, carreteras nefastas y un cierto halo bélico durante todo el trayecto.

Llegamos a Tuzla, nos cuesta la vida encontrar el garito (aun teniendo la calle) Me bajo, le pregunto a un tendero y me indica la situación exacta. Vamos a la sala y me encuentro con un bareto de mínimo escenario. Sale el dueño a la calle para indicarnos donde podemos descargar… a 100 metros de la sala. Paliza de la ostia, para comenzar a montar, probar, etc.

 Comienza el bolo y tenemos aquello “petado” de gente. La verdad es que el bolo con mejores sensaciones de la gira, hasta que nos enteramos que la entrada es gratuita (nada de llevarnos dinero contante y sonante) y que al cambio, el merchan es carísimo (como sucedería las 2 fechas siguientes) por lo que no se vende nada de merchandising. Un bolo cojonudo pero 0€ de ingresos.

Nos llevamos la invitación a la cena, unas cuántas cervezas y dormir en un teatro. El teatro tenía unas habitaciones cutrecillas (que tendrían para los artistas) y en la que dormimos Aleix, Jorge (técnico), Luis y yo, aparte de parecer que acababan de hacer una bacanal en el lugar, había un pestuzo a rata que nos quitó el sueño hasta que ya el cuerpo dijo basta.

 
CAMBIAMOS DE BANDO. SERBIA. 2 NOCHES

Salimos de Bosnia deseosos de alcanzar algo más civilizado. Era sobrecogedor ir por las calles de Tuzla y ver los edificios disparados.

De todos es sabido el conflicto extremo entre Bosnia y Serbia, y eso en las fronteras y aduanas se nota. Frontera de salida y frontera de entrada, en el que nos vuelven a bajar, inspeccionar y preguntar bastante. Una vez mola, pero cuándo en tres días lo hacen 3 o 4 veces (contando los policías que nos paran por la carretera) ya empieza a tocar un poco las pelotas.

Llegamos al hostel de Subotica. Descansamos, nos echamos una siestecilla y aprovechamos el wifi (el gran tesoro de esta gira) Cuándo llega la hora acordada de prueba, nos dirigimos a la sala. Un sitio cuánto menos extraño, metido en un callejón y con una bajada de escaleras bastante oscura.

Una vez dentro, decenas de cuadros eróticos, con pinturas de mujeres masturbándose, o tangas en forma de diablo y demás historias. Los sillones eran de cuero de color rojo y negro (entre otros diferentes que también había). No había duda, aquello tenía que ser un prostíbulo (aunque no lo averiguamos) Comenzamos  a montar y a preguntar a los teloneros las típicas “¿Se espera mucha gente?” “¿Qué tal pinta la noche?” y nos dicen que allí, en Subotica y el resto de Serbia, se gana unos 200€ de salario base y la entrada costaba 10€…Lo que viene siendo un equivalente a cobrar 40€. Una cagada más de Prog Sphere. Gracias.

Cabe destacar que el tal Nick, nos dijo que era de Serbia, precisamente de Subotica. Hablamos con él por Messenger (ya que nadie tiene su teléfono en el mundo) y nos dice que es de Serbia pero vive en Turquía. La verdad que para el interés de todos mejor que no hubiese aparecido por allí.

Como era evidente, no fue ni dios. Habíamos tocado fondo, estábamos flipando con la nula organización de la gira y sobreviviendo el ánimo entre todos y con algunos retazos en bolos que si que albergaron público apoyando.

Nos vamos a dormir al hostel con el ánimo bastante decaído. Habían sido dos bolos seguidos con 0€  (uno petado de gente y otro vacío) y el de mañana no pintaba mejor.

Madrugamos y nos ponemos rumbo a Pozarevac. Ayer la furgoneta volvió a dar problemas durante el trayecto y hoy no iba a ser distinto. La furgoneta no hacía contacto. Lo que nos faltaba.

Nos bajamos una vez más a empujarla y logramos arrancarla. Jorge empieza a temer que tendría que llevarse a un taller. (Ya por la mañana nos mandaron un mecánico, amigo de la banda telonera, para echarle un ojo)

Con un miedo de pelotas a parar el motor y no volver a arrancarlo llegamos a nuestra segunda ciudad serbia. Aparcamos, tras tener que buscar de nuevo la sala (aquí, no vale solo con tener la calle y el número) y nos dice que hasta las 20.00 no puede abrirnos (eran las 18.00) Aprovechamos para ir a la oficina turismo y comentarles lo de nuestra furgoneta, por si conocía un mecánico o un taller. Increiblemente en 10 minutos llegó un mecánico, nos dijo lo que tenía (traducido casualmente por un serbio que había vivido 3 años en Madrid y hablaba español a la perfección) El karma, dentro de lo malo, estaba de nuestra parte. 

Logramos poner en marcha, una vez más, la furgoneta para ponerla junto a la sala, una vez más el ritual de cada noche (descargar, montar, probar, buscar algo de cenar…) y de vuelta a la incertidumbre. 5 personas en la sala… nos disponemos a comenzar a las hora prevista (las 22.00) y nos dice el de la sala que esperemos hasta las 22.30. Le hacemos caso y llegan más. Unas 20 personas, las cuáles encantadas con el bolo, se hacen con merchandising de la banda  (con el precio adecuado, esta vez sí, a la situación del país) y piden fotos y autógrafos de la banda.

Hablamos con el dueño del garito para pedirle la pasta de la entrada y nos dice que no nos da nada. Nick y él habían hablado unas condiciones: o la banda se quedaba la entrada o se le daba alojamiento. No nos lo podemos creer y nos enseñan los mails. Prog Sphere no nos había dicho para nada eso, y aunque se vendió algo de merchandising (que utilizamos para poder desayunar la expedición al día siguiente) alcanzábamos la cifra de 3 fechas seguidas a 0€ y más de 1.000 kilómetros realizados para ello. El dueño nos da a elegir, y decimos que preferimos el hotel después de todo.

Nos vamos jodidos al hostel que teníamos reservado.  Intento trabajar algo pero el cansancio y la tristeza me pueden. No estaba siendo, para nada, una gira con la que aprender algo ni para la banda ni para On Fire.

 

A dormir, pues mañana por la mañana nos espera ir al taller a que arreglen la furgoneta y más de 500 kilómetros hacia Bucarest.

 

 

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