En estos
momentos, estoy tirado en la cama del hostel en Pozarevac (Serbia) Anoche
terminó nuestro paso por Serbia.
RUMBO A
BOSNIA
Tras
desayunar y tocar un poco el piano que "Pepe" tenía en su apacible
casa rural (casa rural repleta de fotos extrañas, hij@s denud@s y mobiliario infantil que chocaba
con la idea de que estaban estudiando fuera, como él nos comentó...) ponemos
rumbo a los países con más conflicto de la gira.
Decido
conducir yo, y tragarme el puerto extremo que íbamos a afrontar. De primeras la
furgoneta no arranca, echa un humo blanco acojonante y aunque logramos ponerla
en marcha minutos después, había nacido el germen de algo muy grave.
Como digo,
decido conducir yo... He hecho muchísimos kilómetros, con turismos, furgonetas,
pseudo camiones... y nunca he vivido algo igual. Repechos extremos en los que
me veía obligado a meter primera, mientras tenía a Jorge (Ciconia) tocándome
los cojones con el "baja marcha, sube marcha, mete tercera...", con
el termostato a full y teniendo que activar un ventilador auxiliar para no
salir ardiendo. Al final alcanzamos una explanada donde abandono por los
siempre jamás el conducir esa furgoneta del infierno.
Tras pasar
por Eslovenia y Croacia, llegamos a la frontera de Bosnia. A los gastos comunes
de una gira, hay que añadir (como dije en la anterior entrada) los impuestos
que los países.
Nos piden
los pasaportes y nos bajan de la furgoneta. Estoy huele feo. Nos piden que
abramos la furgoneta y solo nos damos cuenta de que la cosa va bien cuándo el
guardia nos dice “¿Torres?” “¿Fernando Torres?” Además, decir que pudimos mear
ese día en 4 paises diferentes, que también mola.
Con el de
hoy comenzamos una serie de conciertos de kilómetros infinitos, carreteras
nefastas y un cierto halo bélico durante todo el trayecto.
Llegamos a
Tuzla, nos cuesta la vida encontrar el garito (aun teniendo la calle) Me bajo,
le pregunto a un tendero y me indica la situación exacta. Vamos a la sala y me
encuentro con un bareto de mínimo escenario. Sale el dueño a la calle para
indicarnos donde podemos descargar… a 100 metros de la sala. Paliza de la
ostia, para comenzar a montar, probar, etc.
Nos llevamos
la invitación a la cena, unas cuántas cervezas y dormir en un teatro. El teatro
tenía unas habitaciones cutrecillas (que tendrían para los artistas) y en la
que dormimos Aleix, Jorge (técnico), Luis y yo, aparte de parecer que acababan
de hacer una bacanal en el lugar, había un pestuzo a rata que nos quitó el
sueño hasta que ya el cuerpo dijo basta.
CAMBIAMOS DE
BANDO. SERBIA. 2 NOCHES
Salimos de
Bosnia deseosos de alcanzar algo más civilizado. Era sobrecogedor ir por las
calles de Tuzla y ver los edificios disparados.
De todos es
sabido el conflicto extremo entre Bosnia y Serbia, y eso en las fronteras y
aduanas se nota. Frontera de salida y frontera de entrada, en el que nos
vuelven a bajar, inspeccionar y preguntar bastante. Una vez mola, pero cuándo
en tres días lo hacen 3 o 4 veces (contando los policías que nos paran por la
carretera) ya empieza a tocar un poco las pelotas.
Llegamos al
hostel de Subotica. Descansamos, nos echamos una siestecilla y aprovechamos el
wifi (el gran tesoro de esta gira) Cuándo llega la hora acordada de prueba, nos
dirigimos a la sala. Un sitio cuánto menos extraño, metido en un callejón y con
una bajada de escaleras bastante oscura.
Una vez
dentro, decenas de cuadros eróticos, con pinturas de mujeres masturbándose, o
tangas en forma de diablo y demás historias. Los sillones eran de cuero de
color rojo y negro (entre otros diferentes que también había). No había duda,
aquello tenía que ser un prostíbulo (aunque no lo averiguamos) Comenzamos a montar y a preguntar a los teloneros las
típicas “¿Se espera mucha gente?” “¿Qué tal pinta la noche?” y nos dicen que
allí, en Subotica y el resto de Serbia, se gana unos 200€ de salario base y la
entrada costaba 10€…Lo que viene siendo un equivalente a cobrar 40€. Una cagada
más de Prog Sphere. Gracias.
Cabe
destacar que el tal Nick, nos dijo que era de Serbia, precisamente de Subotica.
Hablamos con él por Messenger (ya que nadie tiene su teléfono en el mundo) y
nos dice que es de Serbia pero vive en Turquía. La verdad que para el interés
de todos mejor que no hubiese aparecido por allí.
Como era
evidente, no fue ni dios. Habíamos tocado fondo, estábamos flipando con la nula
organización de la gira y sobreviviendo el ánimo entre todos y con algunos
retazos en bolos que si que albergaron público apoyando.
Nos vamos a
dormir al hostel con el ánimo bastante decaído. Habían sido dos bolos seguidos
con 0€ (uno petado de gente y otro
vacío) y el de mañana no pintaba mejor.
Madrugamos y
nos ponemos rumbo a Pozarevac. Ayer la furgoneta volvió a dar problemas durante
el trayecto y hoy no iba a ser distinto. La furgoneta no hacía contacto. Lo que
nos faltaba.
Nos bajamos
una vez más a empujarla y logramos arrancarla. Jorge empieza a temer que
tendría que llevarse a un taller. (Ya por la mañana nos mandaron un mecánico,
amigo de la banda telonera, para echarle un ojo)
Con un miedo
de pelotas a parar el motor y no volver a arrancarlo llegamos a nuestra segunda
ciudad serbia. Aparcamos, tras tener que buscar de nuevo la sala (aquí, no vale
solo con tener la calle y el número) y nos dice que hasta las 20.00 no puede
abrirnos (eran las 18.00) Aprovechamos para ir a la oficina turismo y
comentarles lo de nuestra furgoneta, por si conocía un mecánico o un taller.
Increiblemente en 10 minutos llegó un mecánico, nos dijo lo que tenía
(traducido casualmente por un serbio que había vivido 3 años en Madrid y hablaba
español a la perfección) El karma, dentro de lo malo, estaba de nuestra parte.
Logramos
poner en marcha, una vez más, la furgoneta para ponerla junto a la sala, una
vez más el ritual de cada noche (descargar, montar, probar, buscar algo de
cenar…) y de vuelta a la incertidumbre. 5 personas en la sala… nos disponemos a
comenzar a las hora prevista (las 22.00) y nos dice el de la sala que esperemos
hasta las 22.30. Le hacemos caso y llegan más. Unas 20 personas, las cuáles
encantadas con el bolo, se hacen con merchandising de la banda (con el precio adecuado, esta vez sí, a la
situación del país) y piden fotos y autógrafos de la banda.
Hablamos con
el dueño del garito para pedirle la pasta de la entrada y nos dice que no nos
da nada. Nick y él habían hablado unas condiciones: o la banda se quedaba la
entrada o se le daba alojamiento. No nos lo podemos creer y nos enseñan los
mails. Prog Sphere no nos había dicho para nada eso, y aunque se vendió algo de
merchandising (que utilizamos para poder desayunar la expedición al día
siguiente) alcanzábamos la cifra de 3 fechas seguidas a 0€ y más de 1.000
kilómetros realizados para ello. El dueño nos da a elegir, y decimos que
preferimos el hotel después de todo.
Nos vamos
jodidos al hostel que teníamos reservado.
Intento trabajar algo pero el cansancio y la tristeza me pueden. No
estaba siendo, para nada, una gira con la que aprender algo ni para la banda ni
para On Fire.
A dormir,
pues mañana por la mañana nos espera ir al taller a que arreglen la furgoneta y
más de 500 kilómetros hacia Bucarest.
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