jueves, 23 de abril de 2015

Budapest. Comienza la remontada


Budapest. Comienza la remontada


Madrugón del copón. Tenemos por delante 14 horas. Cruzamos los Cárpatos, pasamos cerca de Transylvania y llegamos a Budapest.

Es curioso el paisaje de Rumanía. Lo mismo nos encontrábamos con lagos infinitos, ríos caudalosos cortando grandes montañas, bosques enormes o llanuras interminables. Ya sé que al fin y al cabo estamos cruzando todo un país, pero no deja de sorprenderte tanta variedad paisajística.

En cuánto el paso por pueblos, si que todos tienen el mismo corte. Ya no en Rumanía, si no en los últimos cuatro días. Pueblos en torno a una carretera. Nada de calles o avenidas. Carretera y casitas remarcándola.

En entradas anteriores me invadió cierto negativismo (creo que comprensiblemente) y olvidé momentos bastante graciosos como mi “cuándo dices blues es lo mismo que metal” (yo me entiendo) o cuándo Javi en Subotica me pide que le cambie las pilas y entiendo que le tengo que poner las que me da (que estaban a punto de gastar) y se las ponemos con toda la suerte de durarle el resto de concierto y preguntarme “¿de dónde has sacado esas pilas nuevas?” y decirle “me las has dado tú”, jajajajaja… joder que momentazo. También tenemos alguna frase mítica más como “¿en Rumanía somos los españoles los que robamos?” o momentos tochísimos de tráfico en los que tenemos una ristra de más de 50 camiones apostados en un carril y tienes que sobrevivir yendo por el carril contrario.

Volvamos a lo que nos concierne. Budapest. Tengo mogollón de ganas de volver pues lo poco que vimos me encantó. La sala está en todo el centro de la ciudad (bien bien) y dentro de una especie de galería comercial (esto ya eran señales de lo que iba a pasar)

Aunque llegamos tarde, logran probar 15 minutos. El backline lo tenemos casi todo puesto por los teloneros. En esta fecha me toca hacer un poco de técnico visual de la banda. Sencillamente aprovechamos mi portátil para proyectar cosas de fondo, cosa que me entretuvo bastante más de lo normal.

 

Preguntamos si hay cena… y nos comentan que después del bolo, aunque no tenían ni idea de ello por parte de Nick, no hay problema en comprarnos un par de pizzas a la salida de la sala. Aprovechamos un poco la retransmisión, en una sala paralela, del Real Madrid – Atlético de Madrid; sobretodo Jorge (técnico) y yo, que somos culés y esta noche colchoneros. [Después de todo ganó el Madrid]

Comienza el bolo y empieza a entrar peña, y más peña y al fin logramos alcanzar un bolo petado de gente pagando entrada y haciéndose con merchandising de Ciconia, pues estaba flipadísimos con la banda. Hoy era el alzamiento del ave fénix y nos recarga las pilas de una manera espectacular.

La sala G3 gratis, recaudación cojonuda, cena y alojamiento. Sin lugar a duda uno de los días más productivos, tanto para la banda como para On Fire de cara a su internacionalización.
 

Terminamos el bolo, nos vamos a por las pizzas (otros preferimos kebab) y nos vamos a dormir. Todo no podía ser perfecto. Dormimos en casa de la cantante y su novio, de una de las bandas teloneras, tirados en colchones en el suelo y nos dice que a las 07.00 tenemos que salir de allí pues se tiene que ir. ¿Dormir? Eso es para los ricos, aunque cierto es que si todos los bolos se dan como el de esta noche, a mí no me importaría tener que levantarme a esa hora siempre.
 
 

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