domingo, 26 de abril de 2015

Eslovaquia y República Checa. Acumulando buena racha.


Eslovaquia y República Checa. Acumulando buena racha.

BRATISLAVA

Tras el éxito en Budapest, nos despertamos a las 06.30 para salir del “alojamiento” y marchar hacia Bratislava (Eslovaquia) pero antes, como viene siendo el ritual, buscamos un lugar donde desayunar. Es increíble lo que pasa en Europa del Este en la hostelería… andamos, andamos y andamos sin encontrar una cafetería. Al final, hasta los huevos, cogemos la furgoneta y paramos en la primera estación de servicio que nos encontramos.

Viaje corto, sobre todo teniendo en cuenta lo que llevamos ya a la espalda (más de 5.000 kilómetros) Pero “accidentado”. A 30 minutos de Bratislava nos adelanta la policía y nos hace meternos en un área de descanso. Allí nos bajan y piden los pasaportes (para variar) y registran alguna que otra mochila. Mientras se llevan a Javi (conducía en ese momento) para multarnos por no llevar la viñeta correspondiente (la teníamos para un vehículo G2 y resulta que era un G1… otra lección aprendida), llega otro estamento policial a hacernos un doble control. Esto parecía una peli de los Monty Python

Llegamos a Bratislava con tiempo suficiente como para descargar y montar antes de comer e irnos a hacer algo de turismo. Hoy ha sido el mejor día… el mejor (la primera vez que podemos hacer turismo como Dio manda) Cabe destacar, que la sala tenía la fachada totalmente ilustrada con los Simpsons. Bratislava, salvando el centro más céntrico, nos desilusionó bastante.

Nos vamos andurreando por toda la ciudad y tras cervecear un poco y comer algo de fast food nos apalancamos en el McDonald para aprovisionarnos, como es de costumbre, de su wifi. Llegada la hora volvemos a la sala para comenzar a probar. Una vez allí llega la banda local, presidida por un cachitas que lucía una camiseta de Barbie y al parecer tocaba la batería (y que al comenzar el bolo se queda completamente en calzoncillos luciendo “figura”…)
 

Durante la prueba aprovecho para ducharme en el alojamiento de hoy. Cada vez son más lujosos los resort. En esta ocasión nos hospedan en un almacén de un restaurante japonés (Sushi Time) provisto con 3 camas dobles y una individual (luego dormiría junto a Luis, que junto a Jorge Técnico, son mis compis habituales de sueño) No nos cercioramos bien de la mierda que tenían hasta la mañana siguiente. “Mu rico”.

El bolo cojonudo, buen ambiente, público entregado y aunque no se vendió el merchandising que nos hubiese gustado, terminamos la noche con la alegría de ver que en Bucarest habíamos pasado el punto de inflexión por completo. Tanto que, tras el bolo, nos tomamos un par de pintas en un garito cercano a la sala. El garito era espectacular: restaurante, pubs de varios ambientes, sala de concierto (pregunté y eran 350€ de alquiler… el paraíso ese de que en Europa no se paga sala… ejem…)

Respecto a la organización… sigue brillando por su ausencia. Pasamos de no tener que pagar sala a que nos pidan 50€ de sala y 10€ por el hospedaje… Después de todo, se solucionó sin problemas, pero por nosotros, no por quién lo tenía que haber solucionado.

 


KROMERIZ

Movimiento al país vecino (y antiguo país común)

Cuándo tocamos en Austria, le dije a mi hermana que tocábamos en Kromeriz (me equivoqué) y me mandó la imagen de unos jardines que había preciosos. Al descubrir que Kromeriz era el bolo de Chequia, vi la iluminación.

Busco la dirección de los jardines en google, se la digo a Jorge Técnico (quién está poniendo el gps de la gira) y les decimos a los demás que vamos a la sala directos [ya que veíamos venir que nos iba a tocar perder el tiempo en la puerta de la sala como la mayoría de las fechas]

Al llegar se ponen a buscar la sala y les confieso que antes nos vamos de turismo (a lo que tiene que llegar uno)

Hacemos turismo del bueno, del de andar, catedral, jardines… etc Y buscamos donde comer. Recordaba que Praga era baratísimo (cuando estuve hará unos años) pero descubro que ha de ser toda la República Checa. Menús a 49 coronas (menos de 2€) Pintas de cerveza a 20 coronas. Que ganas tengo de volver a disfrutar de mi ciudad favorita (Praha) y de sus precios.

Al final comemos en un restaurante con subterráneo, que parecía sacado de la típica película de Steven Seagal, cuándo va al restaurante donde se reúne la mafia italojaponesa del lugar. No hay nadie, comemos solos y pedimos al azar pues allí no sabía inglés ni dios. En mi vida he de confesar que siempre que pido a ciegas, la cago, y esta vez no iba a ser menos. De primero me pido un consomé con champiñones (odio los champiñones, setas…) y logro que, una vez servido, me cambie el tazón Jorge (técnico) por una sopa de fideos y perejil. De segundo macarrones (hasta la polla de tanta pasta ya) con espinacas ¬¬ Las espinacas me gustan, pero solas, no en la pasta. El resultado es que me dejé la mitad del plato. A eso se le puede añadir que pido agua y me la traen con gas (en Europa al parecer no existe el agua mineral sin gas) Salí con la misma o más hambre de la que tenía al entrar.

Como es una ciudad pequeña, decidimos investigar el paradero de la sala, andando. Y tras menos de 1 km. lo encontramos. Sacado por completo de una película rollo “Matanza de Texas” “Pesadilla en Elm-Street” rezamos porque no sea allí donde tocamos. Se ve que cuándo un ateo reza, no se le escucha.

La sala (por llamarla de alguna manera) era el típico bar de viejos, pero con un cuarto “especial” para realizar conciertos. El lugar estaba adornado por un bebé colgado del techo, lleno de clavos (a lo hellraiser) un rincón rollo Alien/Predator, lámparas hechas con huesos de animales (espero)… La PA son 2 monitores…

Llegan los chavales que sonorizaban el bolo, nos daban el alojamiento y la cena. Mientras tanto esperamos que vuelvan Javi y Luis de recoger la furgoneta para comenzar a montar. Tardan tanto que decidimos ir a ver si se han perdido, y antes de cruzar la esquina, nos los cruzamos con una multa recién pagada (de 7€ eso sí) por un cepo que nos habían llegado a poner en la furgo.

No dábamos un duro por la fecha, la verdad. Al final, como venía siendo las últimas fechas, lo petaron. El cutre-garito se llenó de gente. El primer bolo donde veía al público cerrar los ojos literalmente y dejarse llevar con el sonido que Ciconia les hacía llegar. Fue increíble poder ver la comunión entre público y banda.

Venta de merchandising aceptable y tras estar hasta las tantas tomando cerveza nos llevan al hospedaje (una casa más que visitar) dónde dormimos literalmente en el suelo. Al menos madrugué con la espalda fina fina.

 

 

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