POZAREVAC – BUCAREST. THE ODISSEY
A levantarse. Esta mañana tenemos que llevar la p**a
furgoneta al taller del serbio que nos miró ayer el motor de arranque.
Como siempre, desde que nos introdujimos en los países
tercermundistas estos, nos es bastante complicado encontrar el destino. Lo
encontramos. Era la casa, dentro de unas parcelas, del “mecánico” Empezamos
bien.
Se pone a arreglar la furgoneta y esto se nos tradujo en 4
horas y media de espera. Al principio bien, luego desesperante y ya en la recta
final de la espera, me pongo a jugar al fútbol con el hijo pequeño del mecánico
(a lo cual se van uniendo los demás) Empezamos a echar unos centros, con la
obsesión de hacer remates de cabeza, Aleix logra darme uno cojonudo, pego un
salto enorme hacia atrás, pierdo el equilibrio y me meto la ostia del siglo al
caer en grava y piedra. El resultado final de la espera son magulladuras, y
dolor de espalda y muñeca. Al menos solo fue el momento del golpe.
Furgoneta operativa, 90€ (hiper barato) y comienza la gran
decisión. Ir a Bucarest (8 horas según el gps) llegando de chiripa a las 23.00
(cuándo hay que estar a las 21.00) y haciendo que ello nos haga recorrer más de
800 kilómetros al día siguiente (hacia Budapest) o directamente ir a Budapest,
pagarnos la noche de hotel nosotros y al menos descansar un día la mente.
Yo opino ir a Budapest, Jorge a Bucarest. Así es que… Hacia
Bucarest.
Poca historia tiene el viaje, salvo que acompañamos el
Danubio durante la mayoría del trayecto, y la furgoneta no dio ni un solo
problema. Es más, no iba la calefacción y por lo visto, el serbio, también se la arregló. De conductor Aleix, y
de copiloto junto a mi, Jorge (Técnico).
Llegamos a las 23.00 como esperábamos y nos encontramos con
la ostia más extrema. Toca Behemot en Bucarest ese día, por lo que imposible
tener público en la sala. 6 personas había cuándo entramos (y eso que tenían
dos teloneros) y el dueño de la sala nos cuenta que había recomendado a Nick
que no fuésemos a tocar, ya que estaba Behemot y la furgoneta nos iba como nos
iba. Nick no nos dijo nada. Todo lo contrario, nos escribía diciendo que no
podíamos cancelar el concierto y que teníamos que llegar al bolo a tiempo.
Sinceramente creo que es lo más fuerte que nos ha pasado, y
han sido unas cuantas. El propio dueño de la sala, siendo ya las 00.15, un
martes con Behemot tocando en otra parte, nos dice que no tocásemos pues era
muy tarde para realizarlo. La banda insiste en realizarlo, pero se ven en la obligación
de cancelarlo. Recogemos después de todo y el dueño de la sala nos indica para
llegar al alojamiento. Su casa.
Nos acostamos a las 02.00, y nos ponemos la alarma a las
06.00 para poder llegar a tiempo al bolo de Budapest (Hungría) de mañana. (14
horas de furgoneta)
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