Budapest. Comienza la remontada
Madrugón del copón. Tenemos por delante 14 horas. Cruzamos
los Cárpatos, pasamos cerca de Transylvania y llegamos a Budapest.
Es curioso el paisaje de Rumanía. Lo mismo nos encontrábamos
con lagos infinitos, ríos caudalosos cortando grandes montañas, bosques enormes
o llanuras interminables. Ya sé que al fin y al cabo estamos cruzando todo un
país, pero no deja de sorprenderte tanta variedad paisajística.
En cuánto el paso por pueblos, si que todos tienen el mismo corte.
Ya no en Rumanía, si no en los últimos cuatro días. Pueblos en torno a una
carretera. Nada de calles o avenidas. Carretera y casitas remarcándola.
En entradas anteriores me invadió cierto negativismo (creo
que comprensiblemente) y olvidé momentos bastante graciosos como mi “cuándo
dices blues es lo mismo que metal” (yo me entiendo) o cuándo Javi en Subotica
me pide que le cambie las pilas y entiendo que le tengo que poner las que me da
(que estaban a punto de gastar) y se las ponemos con toda la suerte de durarle
el resto de concierto y preguntarme “¿de dónde has sacado esas pilas nuevas?” y
decirle “me las has dado tú”, jajajajaja… joder que momentazo. También tenemos
alguna frase mítica más como “¿en Rumanía somos los españoles los que robamos?”
o momentos tochísimos de tráfico en los que tenemos una ristra de más de 50
camiones apostados en un carril y tienes que sobrevivir yendo por el carril
contrario.
Volvamos a lo que nos concierne. Budapest. Tengo mogollón de ganas de volver pues lo poco que vimos me encantó. La sala está en todo el centro de la ciudad (bien bien) y dentro de una especie de galería comercial (esto ya eran señales de lo que iba a pasar)
Aunque llegamos tarde, logran probar 15 minutos. El backline
lo tenemos casi todo puesto por los teloneros. En esta fecha me toca hacer un
poco de técnico visual de la banda. Sencillamente aprovechamos mi portátil para
proyectar cosas de fondo, cosa que me entretuvo bastante más de lo normal.
Preguntamos si hay cena… y nos comentan que después del
bolo, aunque no tenían ni idea de ello por parte de Nick, no hay problema en
comprarnos un par de pizzas a la salida de la sala. Aprovechamos un poco la
retransmisión, en una sala paralela, del Real Madrid – Atlético de Madrid;
sobretodo Jorge (técnico) y yo, que somos culés y esta noche colchoneros.
[Después de todo ganó el Madrid]
Comienza el bolo y empieza a entrar peña, y más peña y al
fin logramos alcanzar un bolo petado de gente pagando entrada y haciéndose con
merchandising de Ciconia, pues estaba flipadísimos con la banda. Hoy era el
alzamiento del ave fénix y nos recarga las pilas de una manera espectacular.
La sala G3 gratis, recaudación cojonuda, cena y alojamiento.
Sin lugar a duda uno de los días más productivos, tanto para la banda como para
On Fire de cara a su internacionalización.
Terminamos el bolo, nos vamos a por las pizzas (otros
preferimos kebab) y nos vamos a dormir. Todo no podía ser perfecto. Dormimos en
casa de la cantante y su novio, de una de las bandas teloneras, tirados en colchones
en el suelo y nos dice que a las 07.00 tenemos que salir de allí pues se tiene
que ir. ¿Dormir? Eso es para los ricos, aunque cierto es que si todos los bolos
se dan como el de esta noche, a mí no me importaría tener que levantarme a esa
hora siempre.
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