ALEMANIA.
El “sueño” europeo. (Primera parte. La Mejor)
Estamos
dirigiéndonos a Maastricht (Holanda), tras haber pasado una noche más, tirados
donde nos acogieran. Pero no todo empezó así.
Markneukirchen. Warwick
Music Hall
Nos
despertamos en Kromeriz, con la espalda tan ricamente (como comenté en el
anterior post) Cogemos carretera por décimo tercer día consecutivo. La verdad
es que se empieza a notar el cansancio exponencial de una gira de estas
características, ya no dormimos apenas (el cansancio y el dolor de cuerpo no
dejan conciliar el sueño), se conduce con más silencio, y se descarga, monta, y
carga con mucho menos ímpetu.
Markneukirchen
es una de esas ciudades alemanas que se encuentran en medio de una sierra, y
para entrar o salir de la ciudad, te toca tragarte un buen tramo de curvas,
cuestas y vistas modo: “al filo de lo imposible”. Warwick, para quién no lo
conozca, es una fábrica de guitarras y bajos (que últimamente también están
trabajando amplificadores) famosa en todo el mundo. Markneukirchen además, es
una ciudad de lutieres de fama mundial. Estábamos deseando llegar y ver el
ambiente que se respiraba en la ciudad.
Como la gran
mayoría de ciudades, al llegar buscamos donde comer, pero parece jodidamente
imposible hacerlo en un establecimiento que no sea kebab. Tras mucho andar, no
queda más remedio que comernos uno (así de gordo me estoy poniendo) Tras el
kebab y el posterior café en una pastelería cercana a dónde habíamos aparcado
la furgoneta, vamos a la sala.
No hay nada
como llegar a la sala, y te digan: “ahí tenéis todo ese backline, utilizar el
que deseéis” Sin contar que había una estantería brutal llena de guitarras,
bajos, sintetizadores… para utilizar sin problema alguno. Sencillamente un
pasote. A eso le añades que te dice el manager de la sala “podéis ir al hotel a
por las llaves de las habitaciones para instalaros ya” después de estar 3 días
sin poder ducharnos, y solo quieres ponerte a llorar de emoción.
Mientras los
chicos se disponen a montar el escenario a su gusto, Antonia (prima de Jorge,
que viene como chica del merchandising) y yo nos vamos al hotel, que está a 15
minutos de la ciudad, para hacer el check-in y aprovechar para pegarme una
ducha del “copón”. Me supo a gloria.
Las
habitaciones eran de infarto, super cuidadas y como ya he dicho, después de
varias noches durmiendo en suelos de piso con bastante mierda alrededor, eran
un sueño.
Volvemos a
la sala, todo dispuesto. Esta noche tocamos con una banda alemana metalera, con
voz de chico gutural y voz de chica limpia. La banda era bastante sosa, y el
carácter alemán nativo no me terminó de convencer. Esta noche comenzó el show
Ciconia.
Y llega el
momentazo de la noche. Estamos hablando macarradas en castellano y de repente
oímos que dice la camarera de la sala (que acababa de llegar) “¡¡¡españoles!!!”
Que ilusión nos hizo a todos. La chica nos dijo aparte de ser casi paisana mía
(era de Guadalajara) que éramos la primera banda española en pisar ese
escenario, al menos desde septiembre, que era el tiempo que llevaba allí.
Todo esto
eran buenas señales, sin lugar a duda, y se materializaron en un éxito
espectacular. La sala a reventar y con una venta de merchandising apoteósica.
El sueño alemán del que tanto hablaba Jorge, parecía ser realidad.
Luego
cerveceo con la guadalajareña y con el técnico de sonido de la sala (un polaco
hiper gracioso) antes de irnos a dormir al hotelazo.
Sin lugar a
duda, cuándo las cosas salen así de bien, es una gozada ser músico.
Múnich.
Jorge Técnico Rules. Garage Rock Club
Sin lugar a
duda era la fecha más esperada de la gira. La ciudad más grande de Alemania
(dentro de nuestro tour) y con la experiencia de anoche en Markneukirchen.
Teníamos todos ganas de volver a petarlo, y más aún en esa ciudad.
Llegamos a
la sala y vuelven los fantasmas de Prog Sphere… El equipo de la sala hecho
polvo, y ya no solo eso, sino que además, sin montar. Las bandas teloneras
(esta noche tocábamos con dos bandas más) no iban a tener técnico y el
escenario era imposible de ocupar con tanto backline.
Con
nosotros, ha viajado Jorge Casasús, un técnico de sonido espectacular (que ha
sonorizado a gente como Jarabe de Palo, Rosana…) y que por lo que llevamos
vivido (está siendo mi acompañante de cama habitual, jajaja) un tío la mar de
cojonudo. Durante toda la gira, toque donde toque Ciconia, está sacando un
sonido brutal. Hoy, en Munich se echó a los hombros toda la responsabilidad e
hizo de técnico de todos los bolos, y se puso (y yo junto a él) a cablear
monitores, comprobar envíos, intentar arreglar la P.A. de alguna manera para
que este bolo tan importante se pudiese realizar.
Lo logró. Se
pegó la paliza del siglo, pero lo logró. Sin lugar a duda lo de hoy me ha hecho
ver que tenemos en la furgoneta al mejor técnico de sonido que podríamos tener.
Como dice Aleix: “equipazo”.
Pero antes
de todo ello, un poco de lo de siempre: búsqueda de wifi (hasta que legamos al
camerino de la sala), trabajo con el pc aprovechando que el wifi estaba yendo
bien, ir a por cervezas y algo de cenar ya que la sala no nos cedía ni bebidas
ni cena (otra cagada más del anormal de Nick) Y aquí viene la gran sorpresa…
salgo de comprar 21 hamburguesas de 1€ del Burguer y me cruzo con Mónica (y una
amiga). Mónica es una amiga de Aleix (y de la banda) de Valladolid, que había
venido a darles una sorpresa a Munich aprovechando que una amiga suya había
dado a luz, y así mataba dos pájaros de un tiro. Yo me quedé muerto al verla,
pero deberíais ver la cara de Aleix, cuándo volvemos a la sala y le digo que
“por favor, ven y abre la puerta lateral de la furgoneta, que no sé qué le
pasa, pero no puedo abrirla yo” y al abrirla ve a Mónica y Margarita en la
furgoneta…
Se suceden
los conciertos y, cuándo sube Ciconia, la sala tiene la mayoría del aforo
cubierto. Tema a tema vuelvo a sentir esa comunión que sentí en Kromeriz entre
el público y banda. Antonia vuelve a pasarlas putas con tanta venta de
merchandising (así da gusto) y una noche más cumplida de cara a la
consolidación de Ciconia en Europa.
Lo de
después, pues la juerga más bizarra de la que he sido partícipe. Dormimos todos
en casa de un guitarra local (Matías, de Etox) y en cuánto soltamos los sacos
de dormir sobre unas camas que teníamos preparadas, nos vamos en busca de
cervezaca alemana. Ahora viene lo bizarro… terminamos (porque no había nada más
abierto, un domingo a las 00.30, en Múnich) en un bar en el que solo hay
viejetes y viejetas bailando y ligando unos con otros. La media del garito, antes de entrar nosotros, estaría
en los 70 años de edad.
Escuchamos
temazos “disco”, sentados con una pinta de cerveza cada uno (cada uno de un
sabor diferente) Aleix, Jorge Técnico, Jorge Ciconia, Luis, Monica, Margarita y
yo, junto a Matías y un colega suyo. Nos tomamos tres rondas, porque no nos
dejaron pagar antes ninguna, y el momento climax fue cuando pusieron “Entre dos
tierras” de Heroes del Silencio y nos dejamos la voz todos cantándola. Es
increíble lo españoles que somos fuera de España.
Salimos a
las 02.30 del garito, y nos vamos a dormir, que ya toca.
Al día
siguiente, nos esperaría un desayuno de reyes, pues Matías nos dijo, antes de
dormir, que nos haría un buen desayuno para compensar lo mal que estaba
trabajando Nick con Ciconia. Como solemos decir, el karma.
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